Una historia maravillosa que te transportará a tu infancia es el Cuento de los Tres Cerditos ¡Disfruta de este cuento infantil aquí!
Los Tres Cerditos
Un día estaban tres hermanos cerditos muy preocupados por el Lobo Feroz que quería comérselos.
El mayor propuso hacer una casa para esconderse del lobo. Los otros estuvieron de acuerdo, pero no lograban ponerse de acuerdo sobre qué material usar.
Tres Casitas
Como querían usar materiales distintos, decidieron construir tres casitas distintas. El más pequeño de los cerditos decidió que usaría paja.
- La paja es fácil de usar, terminaré rapidito y tendré tiempo para jugar y cantar.
Sin más que acotar, se puso manos a la obra. Mientras tanto, el segundo cerdito decidió usar palitos de madera para construir su casita.
- Los palitos son fáciles de usar y los encuentro aquí mismito en el bosque. Terminaré en un santiamén y tendré tiempo de jugar y bailar.
Así pues, se puso a trabajar en su casita usando palitos. Mientras tanto, el mayor de los hermanos tenía otros planes.
- Yo usaré ladrillos y cemento para construir mi casa, me tardaré más, pero valdrá el esfuerzo porque será más resistente. – Afirmó el cerdito.
Los otros cerditos se rieron, pensaban que era mucho trabajo para hacer una simple casa.
- Mi casa será más resistente. Además, así puedo agregarle una chimenea para calentarme en el invierno. – Acotó el hermano mayor, sin dejar de trabajar.
Los otros cerditos habían terminado ya de construir su casa y lo invitaban a jugar pero les decía que debía seguir trabajando.
- No tiene tiempo de jugar, bailar ni cantar ¡Solo sabe trabajar! – Decían los dos cerditos.
El mayor hizo caso omiso y trabajó arduamente hasta que estuvo lista su casa, sólida y resistente, como lo había planeado.
La Llegada del Lobo Feroz
Al día siguiente, cada cerdito estaba en su casa, pues el lobo estaba al acecho. El lobo tocó a la puerta de la casita de paja.
- ¡Cerdito! Ábreme la puerta. – Dijo el lobo.
- ¡No! Si te abro, me comerás.
- Si no me abres, soplaré y soplaré ¡Y tu casa volaré!
Habiendo hecho su advertencia, el lobo tomó una gran bocanada de aire, llenó sus pulmones y sopló fuertemente ¡Y la casa derribó!
El cerdito corrió para escapar del lobo malvado, y llegó hasta la casa de su hermanito, quien había hecho una casa de palitos.
- ¡Hermano, hermano, déjame entrar, el lobo malvado me quiere atrapar!
Su hermano lo hizo pasar y cerraron rápidamente la puerta para que el lobo no entrara.
- Cerditos, déjenme entrar, o su casa también voy a derribarla.
- ¡No! – Gritaron los cerditos.
- Entonces soplaré ¡Y su casa volaré!
Y el lobo tomó de nuevo mucho aire para llenar sus pulmones, y de un soplido derrumbó la casita. Los cerditos huyeron hasta la casa de ladrillos.
La Casa de Ladrillos
Su hermano les abrió la puerta y la cerraron rápidamente para que el lobo no entrara. El lobo era tan impaciente que en seguida comenzó a soplar para derribarla.
Pero aunque sopló y sopló, la casa no podía derribar, era mucho más resistente. Los cerditos se alegraron y celebraron.
- ¿Quién le teme al lobo feroz? ¡Yo no! – Canturreaban los cerditos.
Pero el lobo no se daba por vencido, planeaba entrar a la casa por la chimenea. Los cerditos, sin embargo, pusieron agua a hervir en la chimenea.
Así que cuando el lobo quiso entrar, cayó en el agua hirviendo y se quemó. Le dolió tanto que salió gritando y no volvió jamás.
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