El Cuento del Patito Feo nos enseña sobre la importancia de no juzgar a nadie por su apariencia, ser pacientes y humildes.
El Patito Feo
Un verano, tras la larga espera de mamá pata, se escuchó los pequeños graznidos de los bebés patos al nacer.
Nacían uno tras otro los pequeñines, pero faltaba un huevo que estaba intacto. Ese huevo era raro, se veía distinto
- Ese huevo no es de pato, quizá sea de pavo. – Le digo la vecina pata a la mamá pata.
- Debe ser que le faltó calor, lo empollaré un tiempo más y cuando esté listo, saldrá. – Contestó ella.
El Cascarón se ha Roto
Poco después, el último patito salió también. Pero él era realmente muy diferente al resto. Era un pato muy grande y feo.
Los demás patitos hacían comentarios al respecto. No parecía un pato, pero tampoco un pavo ¿Qué era entonces? Lo molestaban llamándolo “Patito Feo”.
El patito feo se sentía muy mal por esos comentarios. Su mamá lo defendía, pero nada cambiaba, seguían molestándolo.
Hasta que dejó de defenderlo, ella también acabó pensando que era un pato feo y tonto, y que no pertenecía a su familia.
El Patito Feo se Marcha
- ¡Ya lárgate, Patito Feo! No quiero que estés conmigo nunca más. – Le dijo la mamá pata un día.
El patito feo se sintió muy herido y salió llorando de ahí. El pobrecito se había quedado solo y ya no tenía familia. Estaba solito y llorando en una ciénaga.
- Estoy perdido, no tengo una familia – Decía sollozando el pequeñín.
Dos gansos silvestres oyeron el llanto del patito feo y se acercaron a consolarlo. A pesar de que era feo, decidieron ser sus amigos.
Un día, los gansos fueron matados por unos cazadores, dejando al pequeño patito solo otra vez. Los perros casi se comen también al patito, pero se alejaron.
- Soy tan feo que ni siquiera los perros quieren morderme. – Se decía a sí mismo.
En Busca de un Hogar
Mientras vagaba en busca de un hogar, encontró la casa de una mujer que tenía un gatito y una gallina. Pero como no ponía huevos, la mujer tampoco lo quiso.
- No valgo nada, ¡Nadie me quiere! – Se lamentaba.
Una tarde de otoño, miraba el cielo y encontró una vista hermosa, una bandada de cisnes que lo dejaron impresionado, él no sabía qué aves eran aquellas.
- Qué pájaros tan bonitos, qué blanco plumaje tan hermoso ¿Por qué yo no soy como ellos? Solo soy feo. – Decía para sí mismo.
Él deseó con todas sus fuerzas ser uno de esos pájaros hermosos. Pero su reflejo en el agua lo hizo despertar de su ensoñación.
El Invierno
Llegó el invierno helado. Pasó días hambriento y solo, congelándose de frío. Un campesino encontró helado en el lago y lo salvó, llevándolo a su casa para cuidarlo.
Allí algunos niños querían acercársele. Pero pensó que le harían daño, así que huyó. A duras penas sobrevivió al invierno. Pero pudo llegar a la primavera con mucho esfuerzo.
Primavera de Sorpresas
Una tarde, decidió ir al estanque y vio una familia de cisnes al otro lado. Hechizado por su belleza, voló sobre el agua para acercarse. Pero su reflejo lo sorprendió.
Ese animalucho feo que recordaba, ya no estaba, había crecido y se había convertido en un cisne, igual que aquellas aves que admiraba.
Bueno, más bien, siempre había sido un cisne, solo necesitaba tiempo para descubrirlo.
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