Los cuentos o historias de terror siempre han cautivado a un gran número de personas, en todo el mundo; debido a la adrenalina que producen a quienes las leen. Por ello te traemos un compendio de los mejores cuentos de terror para no dormir.
Cuentos Cortos de Terror para no Dormir
Te traemos 5 cuentos de terror que te robarán el aliento, y te dejarán lleno de miedo…Después de leerlos No podrás dormir.
1. El Misterioso Hombre de los Sueños (Caso real)
Entre todas las historias de terror, tal vez, las que más causan miedo son aquellas que parecen estar más cerca de la realidad; aunque no tengan ninguna explicación científica.
Una de las más aterradoras la encontré investigando por la web, y es el caso del misterioso hombre de los sueños; un personaje bastante inquietante, extraño y perturbador.
Este hombre, al que nadie ha podido identificar en la vida real, sin explicación alguna ha aparecido en los sueños de miles de personas, en distintas partes del mundo.
Algunas veces aparece volando al lado de la gente, persiguiendolos, ofreciendo su amistad, o ayudándoles a salir de situaciones de peligro. Sin embargo, la experiencia siempre es terrorífica.
Desde el año 2006, fecha en la que por primera vez se tuvo reportes de sus apariciones en sueños, más de dos mil personas han afirmado soñar, repetidamente, con él.
El Misterio más Aterrador
“Este hombre”, es una criatura capaz de entrar en los sueños de las personas y controlarlas mentalmente para que hagan TODO lo que les pide, sin que se puedan negar.
Su presencia ha llegado a ser tan perturbadora que miles de personas acuden cada año a las consultas con psicólogos y psiquiatras, para tratar de dejar de soñar con él.
Hoy en día, existe una página web llamada Thisman creada para intercambiar experiencias y dibujos sobre este misterioso ser; pero, ¿Quién es “Este Hombre”? Aún nadie lo ha podido contestar…
2. La Cucaracha Moribunda (Cuento de Carlos Sérdna)
La mujer se levantó a media noche para ir al baño. Caminó por el pasillo y quitó lentamente el cerrojo de la puerta del patio, para no despertar a nadie.
Las luces estaban apagadas, y ella no veía bien por donde caminaba; más tenía la extraña sensación de que algo no andaba bien; entonces la vio…estaba ahí, mirándola fijamente.
Era la cucaracha más grande y asquerosa que jamás había visto. Movía sus antenas como queriendo decir algo; como si pudiera pensar…o sentir. Ella buscó una escoba para intentar matarla.
Sin embargo, tenía mucho sueño y una urgencia tan grande de ir a orinar, que decidió, después de tres intentos fallidos, olvidarse por un momento de aquella visión tan repugnante.
Abrió con cuidado la puerta del patio, tratando de vencer sus miedos, mirando hacía todos lados; pero sentía una presencia extraña que no entendía bien…Los perros no ladraron…entonces ella salió.
El Encuentro Indeseable
Cuando regresó a su cama, intentó nuevamente dormir; pero escuchó un pequeño ruido, como un crujir de algo, cerca de la puerta. Ahí estaba, otra vez…mirándola fijamente.
Sus patas eran gruesas y peludas. Sigilosamente se acercó a su cama y subió por la cobija; ella se arrojó al piso y gritó fuerte, pero nadie la escuchó.
Alcanzó a notar que estaba mal herida; una de las alas estaba medio arrancada, y por la parte de atrás, una especie de líquido blanco salía de su asqueroso cuerpo.
En un último arranque de valor, tomó un zapato que había dejado encima de la alfombra y cerrando los ojos le dio; con una mezcla de culpa y morbo asesino.
Mi intento por consolar su tristeza había fallado. Había rogado muchas veces poder verla una vez más, pero ya era muy tarde; la mujer era mi hija…la cucaracha era yo.
3. La LLamada Inesperada (Cuento de Carlos Sérdna)
Anoche recibí una llamada de una mujer desconocida. Lo más extraño del caso es que ella tampoco me conocía; pero había tenido un sueño en el cual veía mi nombre.
Una fuerza sobrenatural, que ella misma no entendía, la había impulsado a buscar en Internet; después de revisar varios perfiles, supo que yo era a quien buscaba, dijo.
Me llamó y no sabía que iba a decirme; pero me preguntó muchas cosas que lograron inquietarme: ¿Dónde está tu primera novia?, ¿Cuántas veces te has casado? ¿Eres feliz?
Yo traté de responder con cortesía; pero me ponía nervioso, pues su voz era misteriosa; susurraba como si no quisiera despertar a alguien, y gemía como si algo le doliera.
Después de quince minutos de extraña conversación, en la que traté, en vano, de hablar de cosas normales, ella se despidió de manera repentina diciendo: —Ya me tengo que ir.
La Despedida
Aunque yo sentí alivio de que la llamada terminara, mi curiosidad fue mayor que mi miedo; así que antes de colgar le pedí, por favor, que me dijera su nombre.
Ella pronunció un extraño nombre, que no quiero repetir, y sus últimas palabras fueron: —¡Perdón!, de verdad, no sé por qué te llamé…Por supuesto, también la busqué en Google.
Por ser un nombre poco común, no tuve que buscar mucho; pero lo que encontré aún me da escalofríos…Viajaba en un avión comercial que se estrelló, sin sobrevivientes, en 1972.
5. 100 Pitufos (Cuento de Carlos Sérdna)
Cuenta una vieja leyenda urbana que las adorables criaturitas azules llamadas “Pitufos”, que tantas veces nos divirtieron cuando niños, eran en realidad malvados duendes hambrientos de sangre.
Hace un tiempo, había un hombre que desde niño coleccionaba figuras y muñecos de aquellos inquietantes seres; se llamaba José y su pasión por Los Pitufos era obsesiva.
José tenía ya 35 años, pero aún guardaba todo lo que encontraba que tuviese que ver con ellos; tenía muñecos de 99 personajes; solo le faltaba uno…Pitufina.
Una noche, a finales de octubre, una terrible tormenta azotaba las ventanas; y los truenos se escuchaban como explosiones repetidas que no dejaban conciliar el sueño.
José era un hombre solitario, jamás consiguió una mujer que entendiera o aceptara el mundo extraño que había en su cabeza. Esa noche, estaba decidido a acabar con su soledad.
La Obsesión Mortal
Ya habían pasado 3 días desde que había visto a esa chica caminando sola por la plaza; casi no le daba comida, pues pensaba que debía permanecer muy delgada.
Cuando el reloj marcó las doce en punto, José la tomó suavemente; le limpió la sangre, la vistió con un hermoso vestido blanco y, después de asesinarla, la embalsamó.
Como su cabello era amarillo como el sol, solo tuvo que ponerle el gorro blanco que había mandado a coser especialmente para ella…Esa noche José completó su colección.
5. No te creo (Leyenda urbana)
La mamá la abofeteó nuevamente con lágrimas en sus ojos; —¡No te creo, dilo otra vez! La niña entre sollozos le volvió a decir: — Yo no quise hacerlo mamita…
La mujer furiosa le gritó nuevamente: —¡Di la verdad!
La niña, ahogándose con el llanto, dijo: —No quise hacerlo, ¡la abuela tropezó con mis muñecas y cayó por la escalera!
Entonces, la mamá le dijo con voz cariñosa y una gran sonrisa: —Eres una buena niña, eso mismo le vas a decir a la policía cuando te pregunten…
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