Conoce los Ejemplos de Prosa que te sumergirán en el mundo de la literatura y te ayudarán a comprender este género literario que revolucionó la escritura en épocas de verso.
¿Qué es la Prosa?
La prosa es una manera de redacción que no cuenta o no sigue la estructura y reglas de los versos, es usada para la redacción de informes, cartas, trabajos, novelas y poesías.
La prosa es considerada como una escritura informal, que es usada por todos a la hora de hablar o escribir, forma parte de nuestra vida diaria y no posee ningún tipo de regla.
Los escritos en prosa carecen de rima y métrica, por lo tanto se puede decir que son lo opuesto al verso y por esta misma razón forman parte de la cotidianidad del lenguaje humano.
La naturalidad de la prosa se impuso para una escritura poética que detallara los más profundos sentimientos humanos sin restringirse por rimas consonantes o asonantes.
La prosa da pie a oraciones escuetas y concisas que expresen lo querido de una manera más directa, representando un sentido más amplio para reflejar las ideas del escritor.
10 Ejemplos de Prosa 💚
1
Compañera usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
Fragmento del poema “Hagamos un trato” de Mario Benedetti
2
Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua.
Fragmento de “Rayuela”, Julio Cortázar
3
Y la madre creyó a la serpiente, porque en todas las religiones de los hombres la serpiente conoce el misterio de las vidas que pueblan los mundos.
Fragmento de “Juan Darien” cuento de Horacio Quiroga
4
El estudiante levantó la cabeza del césped y escuchó; pero no pudo comprender lo que el ruiseñor le decía, porque él sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.
Fragmento del cuento “El ruiseñor y la rosa” de Oscar Wilde
5
Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro.
Fragmento de la novela el “Principito” de Antoine de Saint-Exupéry
6
Quizá sea una cosa peculiar mía, pero el caso es que muy pocas veces dejo de sentir una impresión interna de beatitud cuando velo un muerto, salvo si algún afligido allegado suyo me acompaña.
Fragmento de la novela “Cumbres Borrascosas” de Emily Brontë
7
Si eres bueno, sabrás todas las cosas
sin libros; y no habrá para tu espíritu
nada ilógico, nada injusto, nada
negro, en la vastedad del universo.
El problema insoluble de los fines
y las causas primeras,
que ha fatigado a la Filosofía,
será para ti diáfano y sencillo.
El mundo adquirirá para tu mente
una divina transparencia, un claro
sentido, y todo tú serás envuelto
en una inmensa paz…
“Si eres bueno”, poema de Amado Nervo
8
El muchacho vio que el viejo respiraba y luego vio sus manos y empezó a llorar. Y el gran mar con nuestros amigos y enemigos. Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos.
Fragmento de la novela “El viejo y el mar” Ernest Hemingway
9
He leído en mi niñez las memorias de una artista del violoncelo, fallecida lejos de su patria, en el sitio más frío del orbe. He visto la imagen del sepulcro en un libro de estampas. Una verja de hierro defiende el hacinamiento de piedras y la cruz bizantina. Una ráfaga atolondrada vierte la lluvia en la soledad.
Fragmento del poema “El resfrío” de José Antonio Ramos Sucre
10
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia. Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse.
Fragmento del cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar