✍ Los diálogos forman parte de la interacción social y de varios contextos como el literario. Seguidamente, algunos ejemplos de diálogo que evidencian su utilidad e importancia.
¿Qué es diálogo?
Un diálogo es un intercambio de palabras o frases entre dos o más personas. Estos ejemplos de diálogo muestran cómo se interactúa en el mismo.
Ejemplos de diálogos comunes
Estos 15 ejemplos de diálogos cotidianos y literarios ilustran lo explicado.
1
-Hola, Pedro ¿Cómo andas?
-Muy bien ¿Y tú, Laura?
-Bien. Oye, ¿Sabes que los vecinos de al lado tuvieron una discusión anoche?
-No ¿Por qué?
-Parece que el señor tuvo un problema con el hermano de su esposa y esta lo defendía.
-Bueno, yo no me meto en eso.
-Tienes razón, dejémoslos con sus problemas. Adiós.
-Adiós, nos vemos.
2
-¿Me puedes hacer un favor?
-Sí, dime.
-Tráeme aquella caja blanca.
3
-¿Por qué estás triste?
-Porque extraño a mi familia.
-Pero puedes llamarla o enviarle cartas.
-Sí, pero no es igual que tenerla cerca y poder abrazarla.
4
– Te tengo una buena noticia.
-¿Sí? ¡Cuéntamela!
-Ya Eduardo está fuera de peligro.
-¡Gracias a Dios!
5
-¿Qué miras, niño?
-El cielo. Estoy buscando a mi abuelo.
-A lo mejor tu abuelo está cerca de ti, cuidándote y tú te regodeas mirando hacia el cielo.
6
-¿Te gusta la comida asiática?
-Sí, sobre todo la japonesa.
-¿Qué platillo te gusta más?
-Me gusta la sopa de ramen y las gyozas, pero no me gusta el sushi.
-A mí tampoco, no me gusta el pescado crudo.
Ejemplos de diálogos literarios
7
“ -Si vuestra merced, señor caballero, busca posada, amén del lecho (porque en esta venta no hay ninguno), todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia.
Viendo don Quijote la humildad del alcaide de la fortaleza, que tal le pareció a él el ventero y la venta, respondió:
-Para mí, señor castellano, cualquiera cosa basta, porque mis arreos son las armas, mi descanso el pelear, etc.
Pensó el huésped que el haberle llamado castellano había sido por haberle parecido de los sanos de Castilla, aunque él era andaluz, y de los de la playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiante o paje, y así le respondió:
-Según eso, las camas de vuestra merced serán duras peñas, y su dormir, siempre velar; y siendo así, bien se puede apear, con seguridad de hallar en esta choza ocasión y ocasiones para no dormir en todo un año, cuanto más en una noche.”
(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha)
8
“-Está en el sótano del comedor -explicó, aligerada su dicción por la angustia-. Es mío, es mío: yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar. La escalera del sótano es empinada, mis tíos me tenían prohibido el descenso, pero alguien dijo que había un mundo en el sótano. Se refería, lo supe después, a un baúl, pero yo entendí que había un mundo. Bajé secretamente, rodé por la escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el Aleph.
-¿El Aleph? -repetí.
-Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos. A nadie revelé mi descubrimiento, pero volví. ¡El niño no podía comprender que le fuera deparado ese privilegio para que el hombre burilara el poema! No me despojarán Zunino y Zungri, no y mil veces no. Código en mano, el doctor Zunni probará que es inajenable mi Aleph.”
(Jorge Luis Borges, El Aleph)
9
“-Estás hermosa hoy, reina —dijo José.
-Déjate de tonterías —dijo la mujer—. No creas que eso me va a servir para pagarte.
-No quise decir eso, reina —dijo José—. Apuesto a que hoy te hizo daño el almuerzo.”
(Gabriel García Márquez, La mujer que llegaba a las seis)
10
“-Mi nombre es María Rita Alvarenga Chagas Souza Melo, Alvarenga Chagas era el apellido de mi padre -dijo, agregando una petición de disculpas por tener que decir tantas palabras sólo para pronunciar su nombre-. Chagas -añadió con modestia- eran las llagas de Cristo. Pero me puede llamar doña María Rita. ¿Y su nombre? Su gracia, ¿cuál es?
-Mi nombre es Ángela Pralini. Voy a pasar seis meses en la hacienda de mis tías. ¿Y usted?”
(Clarice Lispector, La partida del tren)
11
“-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.”
(Octavio Paz, El ramo azul)
12
“–¡Bu-en día!
-¡Buen día, tigre! -repitió el loro-. ¡Rica papa!… ¡rica, papa!… ¡rica, papa!…”
(Horacio Quiroga, El loro pelado)
13
“-¡Dígame qué quieren! -les dije, mientras me fajaba los pantalones y ellas se tapaban los ojos para no ver.
-Traemos un encargo. Te hemos buscado en Santo Santiago y en Santa Inés, pero nos informaron que ya no vivías allí, que te habías mudado a este rancho. Y acá venimos. Somos de Amula.”
(Juan Rulfo, Anacleto Morones)
14
“-¡Qué simpático es! -comentó una mujer.
-¿A quién buscas? -preguntó otra, inclinándose hacia el chiquillo.
-¡Papá! ¡Déjenme que vaya con papá! -lloriqueó el pequeño.
-¿Cuántos años tienes, niño?”
(León Tolstói, El poder de la infancia)
15
“-¿Era morena? —pregunté al fin, agotados los efectos del silencio, y porque soy sicólogo.
-No, era mi mujer —respondió el hombre tan rubio.”
(Fernando Pessoa, Fábula inmoral)
-Gracias —dije yo.
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