Una de las fábulas más conocidas es la fábula El León y el Ratón. Se trata de una historia sobre amistad que nos enseña muy bonitos valores sobre la misma.
¡Acompáñanos a descubrir más sobre esta simpática fábula para niños, que está repleta de amistad, valores y buenas enseñanzas!
El León y el Ratón
Después de un largo día, un león se acostó para descansar bajo un árbol. Estaba terriblemente exhausto pues ese día tuvo mucho trabajo cazando.
Sin embargo, su sueño fue interrumpido. Cuando se quedaba dormido, unos traviesos ratones tuvieron la osadía de salir de su madriguera y jugar alrededor de aquel feroz león que dormitaba.
Repentinamente, el más travieso de aquellos pequeños roedores tuvo una idea disparatada y se le ocurrió esconderse en la melena del león. Pero tuvo la mala suerte de despertarlo.
Éste se levantó de mal humor, gruñendo porque lo habían despertado, y atrapó al ratón que lo había importunado. Le dijo muy fuertemente:
- ¿Cómo osas importunar mi siesta, insolente criatura? ¡Te comeré de un bocado para que aprendas la lección!
El ratoncito estaba tan aterrado que temblaba. Y le dijo en voz bajita:
- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas, te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites.
El gran león se echó a reír mientras lo observaba, y entre risas y carcajadas le respondió:
- Una criaturita tan pequeña como tú, ¿cómo crees que podrías ayudarme tú? ¡No me hagas reír, ratoncito!
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por sus ruegos, lo liberó y dejó que escapara.
Unos días después, cuando el ratón se encontraba paseando tranquilamente por el bosque, escuchó unos estridentes rugidos que hacían estremecer todo el lugar.
Rápidamente corrió hacia lugar de dónde provenía el sonido, y encontró al león, que había quedado atrapado en la terrible red de los cazadores. El pobre león estaba muy aterrado.
El ratón, sin embargo, estaba decidido a saldar su deuda con él por haberle perdonado la vida, y le dijo firmemente:
- No te preocupes, león, voy a salvarte pronto.
Y el león, sin pensarlo dos veces le contestó confundido:
- Pero, ratoncito, ¿cómo me vas a poder salvar tú? Si eres tan pequeño y esta situación es tan grande, requiere de un gran esfuerzo.
Sin embargo, el ratón hizo caso omiso y empezó a roer con sus dientecitos las cuerdas de aquella malvada red, donde el león había sido capturado. Logrando romperla y rescatarlo.
Una vez que estaba el león a salvo y totalmente fuera de la red, el ratón lo observó le dijo:
- Hace unos días, te reías pensando que yo no podría hacer por ti nada para agradecerte. Ahora sabes que los ratones somos pequeños pero también muy agradecidos y cumplidores.
El león se quedó estupefacto y no le alcanzaron las palabras para agradecer al ratoncito por rescatarlo tan valientemente. Sin embargo, sí le pidió perdón por haberlo subestimado.
A partir de ese momento, nació una gran amistad entre el león y el ratón que perduró para siempre. Se convirtieron en los mejores amigos.
Moraleja
Esta historia tan amigable nos deja dos importantes moralejas que debemos contemplar.
La primera moraleja que nos deja esta historia es que todo acto de bondad siempre es recompensado. Y la segunda nos enseña que no debemos despreciar la amistad de nadie.
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