Deseamos disfrutes de la hermosa leyenda del sol y la luna. Una fantástica historia de amor desde el origen del todo.
La leyenda del Sol y la Luna
Cuenta una vieja leyenda que, antes de que nuestro mundo existiera, Dios convocó a toda su creación para dar nombre a cada cosa y asignar la función de cada una.
Desde ese día los árboles comenzaron a dar frutos, las nubes se encargaron de regar la tierra y el cielo conoció finalmente a sus hermanos la Tierra y el Mar.
Fue en ese preciso momento cuando el Sol vio por primera vez a la Luna. La pasión surgió enseguida, y los ángeles del cielo les cantaban hermosas canciones de amor.
Pero aún Dios no había asignado una tarea para ellos. Al Sol le asignó la misión de calentar la Tierra, hacer crecer las plantas e iluminar el día.
A la Luna la vistió de blanco y la nombró la guardiana de la noche. Ella debía inspirar a los poetas y alumbrar la tierra en ausencia del sol.
El Sufrimiento de los Amantes
Los dos amantes quedaron desconsolados, no podían vivir un instante sin verse. Por eso, para ellos, las misiones por Dios asignadas parecían un castigo terrible e imposible de soportar.
Pero Dios, en su infinito amor, tuvo compasión del Sol y la Luna. Para el sol creó un arcoíris que lo acompañara y alegrara sus días en tiempos de lluvia.
Para la Luna creó las estrellas; pensó que serían sus amigas en las noches solitarias, llenando lentamente el vacío que en ella dejaba el Sol. Pero no fue así.
Entonces Dios permitió a la Luna aparecer un poco más temprano, para que pudiera, por lo menos, ver al sol unas horas antes de que éste se marchara.
Pero ella seguía sufriendo. La ausencia de su amado marchitaba día tras día su triste corazón; y poco a poco su luz se fue apagando, hasta casi desaparecer.
El Regalo del Sol para la Luna
Al enterarse de la tristeza de su amada el sol subió a hablar con Dios, para pedirle el favor de poder visitarla algunas noches y aliviar un poco su pena.
Pero Dios le explicó amorosamente la imposibilidad de su petición, ya que dejaría la mitad de la tierra sin Sol y Sin Luna y muchos seres sufrirían las terribles consecuencias.
Entonces Dios le propuso una idea al Sol, le permitió que escogiera al ser más tierno de la tierra para enviarlo a la Luna de regalo y alegrar su corazón.
El Sol escogió un pequeño conejo, para que por las noches la acompañara y la hiciera reír con sus travesuras. Dios hizo llegar a la Luna el regalo del Sol.
Entonces la Luna volvió nuevamente a brillar; y cada noche contaba al conejo hermosas historias de momentos de amor que pasó junto al sol antes de la creación del mundo.
El Amor Encontró la Manera
Aunque el conejo era una gran compañía, y llenaba de alegría la vida de la Luna, en realidad no era suficiente y la ausencia del Sol aún le dolía.
Entonces la Luna comenzó a llorar lágrimas de sangre. Los hombres de la Tierra se asustaron al ver que su blancura se tornaba rojiza, como presagiando una tragedia de amor.
Dios decidió poner fin a tanto sufrimiento. Pero nadie calentaba tanto el día como el Sol, ni nadie inspiraba tanto a los poetas como la Luna. Entonces tomó una decisión.
Una noche, mientras todos dormían, le permitió al Sol visitar la Luna, pero para que nadie lo notara debía esconderse detrás de ella sin dejar ver su majestuosa luz.
Desde ese momento la Luna y el Sol se ven a escondidas y hacen el amor. Pero jamás debes verlos directamente, pues nuestros ojos no están preparados para tanto amor.
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