Para quienes disfrutan de lo aterrador, aquí les traigo las 5 mejores leyendas cortas de terror de la cultura latinoamericana.
Las Mejores Leyendas Cortas de Terror
1. La Leyenda de la Llorona
Esta es, quizás, una de las leyendas de terror más conocida en el mundo entero. Se conoce con diferentes nombres, según el país; pero todas las historias son muy semejantes.
Se trata del espíritu de una mujer que llora amargamente por sus hijos; los cuales murieron, en la mayoría de las versiones, a manos de ella misma.
El espectro se aparece en pueblos y ciudades dejando oír sus aterradores lamentos, por haber cometido el pecado imperdonable de asesinar a sus hijos, en un momento de locura.
La describen como una mujer bella y alta, vestida de blanco; de cabello negro y largo; que se aparece principalmente a los hombres parranderos o mujeriegos.
Mito o realidad, se trata de un espíritu en pena; por lo cual, la recomendación, para evitar verla o escuchar su espeluznante llanto, es orar a Dios por su alma.
2. La Leyenda del Charro Negro
Cuenta la leyenda que, en un pueblo mexicano, había una familia muy pobre, que prácticamente no tenían para comer. Aún así, se esforzaban para educar muy bien a su hijo.
Con el paso de los años el niño se llenó de resentimiento, al ver la pobreza en la que vivían, a pesar de todos los sacrificios que hacían sus padres.
El niño siempre soñaba con vestirse bien y tener mucho dinero cuando fuera mayor, pero sus padres enfermaron y murieron; dejándolo en la más absoluta pobreza.
Un día, ya hecho un hombre, cansado de la vida miserable que llevaba, decidió vender su alma a cambio de vestirse bien y tener muchas riquezas.
A los meses, su suerte comenzó a cambiar; y en poco tiempo se convirtió en un hombre muy rico; vestía un traje de charro muy elegante y un gran sombrero.
El Momento de Pagar su Deuda
El charro pasaba sus días en fiestas y con muchas mujeres; despilfarrando alegremente su fortuna…pero había olvidado su pacto con la muerte.
Una noche, mientras dormía, tuvo un sueño aterrador en el cual le recordaban que su alma ya no le pertenecía…
Esa misma madrugada despertó a todos sus empleados y les pidió que pusieran cruces por toda la casa y que construyeran una capilla cerca de la entrada.
Entonces, con un miedo indescriptible que le recorría todo el cuerpo, el charro ensilló su caballo, negro como la noche, tomó una bolsa con monedas de oro y huyó.
Él quería escapar del castigo que le esperaba, pero a mitad de su camino, se encontró con un jinete vestido de negro, con ojos de fuego y un rostro horripilante.
El Castigo
El charro murió esa noche; y fue condenado a vagar, por toda la eternidad; aterrorizando y persiguiendo a quienes, como él, vivan una vida de desenfreno y avaricia desmedida.
Desde ese entonces su espectro recorre los caminos en busca de alguien que tome su lugar y acepte el oro a cambio de su alma, para poder así descansar eternamente.
Esta historia nos enseña sobre los peligros de la ambición desenfrenada; y nos recuerda que solo Dios puede darnos abundancia y riquezas sin que corra peligro nuestra alma.
3. La Leyenda del Chupacabras
Fue por el año de 1995, en Puerto Rico, cuando por primera vez apareció esa extraña criatura de aspecto humanoide. Los reportes lo describían como algo nunca antes visto.
Se trataba de una especie de animal monstruoso, con grandes colmillos muy afilados que sobresalen de su hocico; su piel se parecía a la de un elefante, con tonalidad grisácea.
Su aparición coincidía con el descubrimiento de una masacre de animales como gallinas, cabras y ganado; cuyos cuerpos se encontraban mutilados y sin una gota de sangre.
En la actualidad, la leyenda del chupacabras se ha extendido por todos los países de Latinoamérica, siendo México, Argentina y Puerto Rico tres de los países con más avistamientos.
Poema de la Leyenda del Chupacabras
Autor: Carlos Sérdna
Por los montes y praderas misteriosas,
Una bestia de apariencia inexplicable,
Va dejando a las personas muy nerviosas;
Al beber toda la sangre de animales.
Desde presas muy pequeñas como pollos,
Hasta grandes ejemplares como vacas;
Aparecen en el cuello con dos hoyos,
Y los órganos y vísceras les saca.
Le pusieron “Chupacabras” como nombre,
Porque extrae todo su líquido vital;
Pareciera mitad bestia y mitad hombre,
¡Ni la ciencia reconoce a ese animal!
Puerto Rico, en el año noventa y cinco,
Reportó por vez primera su presencia;
Y hoy por todo el mundo dicen que le han visto,
Arrasar con el ganado sin clemencia.
Nadie sabe si es verdad o una leyenda,
Pero algunos aseguran que lo vieron;
Muchos hombres atraparlo ya quisieron,
Más aquellos que intentaron…lo lamentan.
4. La Leyenda del Jinete sin Cabeza
(Basado en el relato La leyenda de Sleepy Hollow, escrito por Washington Irving en 1820)
Cuenta la historia que allá por el año de 1784, en una pequeña aldea, cercana a la ciudad de New York, llamada Sleepy Hollow, todos los habitantes vivían aterrorizados.
Nadie se atrevía a salir de noche, pues una figura fantasmal, de aspecto grotesco, aparecía y asesinaba a quienes merodeaban por el valle, en ausencia del sol.
Era el espíritu de un malvado soldado alemán que, tras ser decapitado en la guerra de independencia, buscaba venganza y no descansaría jamás hasta encontrar su cabeza perdida.
El problema era que su cabeza había sido arrancada de su cuerpo por la bala de un cañón, ocho años atrás, en la batalla de White Plains, un 28 de octubre.
Desde aquella época, en el condado de Westchester, durante las noches del décimo mes, aún se puede escuchar un relinchar de caballo y una malvada risa, cerca del cementerio.
5. La Leyenda del Día de los Muertos
La tradición popular mexicana nos cuenta de un viaje que realizan al morir todas las personas comunes por las nueve regiones que conforman el inframundo.
Cada año, a finales de octubre, las calles de México se visten de colores, y los altares dan la bienvenida a las almas de los muertos.
Cuenta una leyenda que un hombre, tacaño y ambicioso, vivía con su esposa en una hacienda en el Estado de Hidalgo y había acumulado grandes riquezas.
Una mañana, en la víspera del Día de los muertos, su esposa le pidió dos monedas de oro para comprar velas hermosas y preparar un gran banquete para sus difuntos.
El hombre, totalmente escéptico a las creencias populares, le negó el dinero diciéndole, en tono de burla, que sus parientes tendrían que conformarse con un poco de pan.
La Procesión
Esa noche la mujer, muy triste, se acostó temprano. Su marido se quedó trabajando hasta muy tarde, sin el menor respeto por el alma de aquellos que habrían de llegar.
A las 3 de la mañana, cuando las campanas de la iglesia del pueblo sonaron, el hombre comenzó a escuchar los sonidos de personas que caminaban por las desoladas calles.
Le extrañó que a esa hora hicieran una procesión, pero sabía que mucha gente en el pueblo era devota al Día de los Muertos; entonces se asomó por la ventana.
Aquel hombre quedó asombrado con la cantidad de personas desconocidas que veía pasar, hasta que de pronto dos rostros familiares aparecieron entre esa multitud, los de sus padres.
Habían fallecido muchos años atrás; en ese momento el hombre lo entendió. Vio pasar a muchos de sus familiares y amigos difuntos, pero todos estaban tristes y vestían con harapos.
Una Lección Aprendida
El incrédulo no resistió las ganas de salir para ver a sus padres; pero al acercarse notó que los otros muertos caminaban sonrientes, llevando en sus manos velas y comida.
Entonces vio también a los parientes de su esposa, con expresión de hambre y melancolía. En ese momento su padre lo miró y le dijo: Hijo, tu avaricia me deshonra.
El hombre lloró amargamente por el remordimiento que sentía. Desde aquel día, cada 2 de noviembre, el altar de su casa se llena de comida, velas blancas y muchos colores.
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