La comunicación no asertiva es un estilo que presentan algunas personas a la hora de enviar un mensaje, bien sea de forma oral o escrita, teniendo resultados desfavorables.
Esto quiere decir que el tipo de comunicación que se establece no logra alcanzar el objetivo implícito en este proceso que sería el poder transmitir un mensaje de manera comprensible.
La manera cómo se establece la comunicación no asertiva en lugar de facilitar el proceso genera obstáculos que terminan afectando inclusive la calidad de las relaciones interpersonales.
Tanto las palabras que se utilizan, como los gestos o lenguaje corporal que le acompañan, pueden influir en que la información que se quiere enviar sea comprendida de manera correcta o no.
Causas de la comunicación no asertiva
Cuando se presente este estilo de comunicación es muy posible que se encuentre relacionado con algunas de las siguientes razones:
a. Baja autoestima
La autoestima está relacionada con el valor que se da a sí mismo, en ocasiones esta propia valoración puede ser negativa por diferentes experiencias a lo largo de la vida.
Una baja autoestima conlleva al menosprecio de lo que se es, y por lo tanto se puede pensar que las ideas que se tienen no son lo suficientemente buenas y no vale la pena compartirlas.
De esta forma, la propia autoimagen se ve distorsionada, haciendo énfasis en aquello que se perciba como negativo o insuficiente, así como comparándose constantemente con otros.
b. Falta de confianza
De igual forma, no desarrollar o fortalecer un nivel de confianza adecuado en las propias habilidades puede hacer que muchas veces se prefiera ceder ante las presiones de terceros.
De la misma manera ocurre para tomar decisiones o tener que hacer frente a alguna situación, optando por callar o dejar la responsabilidad en terceros.
c. Estilo dependiente
Hay quienes pueden desarrollar rasgos de personalidad dependientes que limitan su autonomía y la capacidad de asumir responsabilidad o alguna posición en un momento dado.
En estos casos se escudan completamente detrás de aquellos que se perciben más capaces y simplemente asumen el punto de vista o criterio del otro sin cuestionarlo.
También puede servirles para evitar responsabilidad de manera tal que si los resultados no son favorables puedan echar la culpa sobre ese tercero.
d. Falta de claridad en metas y objetivos
Cuando no existen metas u objetivos claros y definidos puede resultar más complejo mantener una posición o mensaje coherente a la hora de iniciar un proceso de comunicación.
Esto conlleva a tener una posición vacilante o bien cambiar de opinión en función a los criterios que otros establezcan lo que puede conducir a la confusión.
Ejemplos de comunicación no asertiva
Revisaremos a continuación algunos ejemplos de comunicación no asertiva en la vida cotidiana que pueden ayudar a identificar este tipo de situaciones y corregirlas.
1. Asumir en lugar de preguntar
Uno de los errores más comunes dentro de la comunicación y que es un ejemplo de comunicación no asertiva, es cuando se asume lo que el otro piensa o cuál era su intención detrás de una conducta.
Esto puede provocar malentendidos e inclusive generar conflictos en las interacciones que resultan difíciles de solucionar al no tener claridad sobre su origen.
2. Juzgar y generalizar
Cuando se acusa a alguien, juzgándole y generalizando sus acciones, corremos el riesgo de cerrar los espacios de diálogo y la posibilidad de lograr un acuerdo con esa persona.
Declaraciones como “tú siempre…” o “tú nunca…”, son expresiones exageradas que pueden ocasionar daño en el otro y alejarlo de nosotros.
3. Victimizarse
Otro ejemplo de comunicación no asertiva es cuando se asume una posición de victimización, en la que hacemos responsable al otro de cómo nos sentimos en lugar de asumirlo propiamente.
Afirmaciones como “me haces sentir mal”, “tú me pones de mal humor”, son formas de expresar un rol de víctima que busca culpabilizar al otro.
4. No establecer contacto visual
Cuando se busca comunicar algo es importante mirar a quien se habla para lograr captar su atención y demostrar también interés hacia lo que el otro tiene que decir.
De esta manera también podemos asegurarnos que el receptor tiene la disposición adecuada en ese momento para escuchar lo que se le va a decir y poder comprenderlo.
5. Falta de límites
En ocasiones se nos puede dar una instrucción o plantear algún tipo de solicitud que nos resulta incómoda, inapropiada, o sencillamente no tenemos la disposición de realizar.
La falta de asertividad puede llevar a una persona a aceptar, bien sea por temor o por no saber cómo poner límites adecuados de manera firme y respetuosa.
Este tipo de dinámicas puede causar un gran daño tanto en el proceso de comunicación como inclusive a nivel individual promoviendo el sentimiento de inadecuación y minusvalía.
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