El término misoginia no es para nada algo nuevo, de hecho, la referencia más lejana que se conoce sobre esta palabra data de los tiempos de la antigua Grecia.
En un principio, su uso tenía una connotación bastante fuerte, y aunque mantiene su definición original, se le han añadido acepciones que han aligerado un poco su peso.
Hoy en día se puede calificar de misógino a alguien, lo mismo que de sexista, es decir, desde la arista de la discriminación por condiciones de género.
¿Qué es la Misoginia?
Literalmente, este término se refiere a sentir odio hacia las mujeres lo que implica el considerarlas como seres inferiores que solo cumplen una función específica.
El origen de la palabra proviene del griego “miseo”, que significa odiar o repudiar, y “gyne” que quiere decir mujer.
Esta aversión hacia las mujeres y todo lo relacionado a lo femenino puede tener diversas causas, algunos autores hacen referencia a traumas infantiles.
Por otra parte, desde la psicología social se introducen elementos como el sistema de valores y creencias de una sociedad, incluyendo los estereotipos.
De esta manera, la actitud misógina sería además transmitida de una generación a otra, aun de formas casi imperceptibles.
Personalidad Misógina y Relación Materno – Filial
Diversos estudios han identificado en aquellos hombres clasificados como misóginos, patrones de relación con sus propias madres de tipo negativo.
Muchos afirmaban haber tenido experiencias desagradables durante su infancia incluyendo maltrato infantil, abandono o distanciamiento por parte de su madre.
Otra dinámica familiar común en las personas misóginas era la combinación entre un estilo autoritario del padre y una madre excesivamente sumisa.
Este patrón parece ser asimilado por el niño y busca replicarlo en sus relaciones adultas por ser el referente más significativo que tiene.
¿Cómo se Manifiesta la Misoginia?
La misoginia se puede manifestar de diferentes maneras, en algunos casos esta actitud se hace abierta y evidente, mientras en otros no.
Algunos hombres pueden optar por mostrarse evitativos para compartir espacios con mujeres bien sea en el ámbito laboral u otros.
Al sentir ese profundo rechazo y mantener la idea de incompetencia femenina, consideran inoportuno el estar a un mismo nivel con alguna de ellas.
Revisaremos a continuación algunas ideas y formas de expresión más comunes de la misoginia.
1. Cosificación de la Mujer
El término cosificación implica despersonalizar, es decir, quitarle su condición humana y percibirlo como un objeto para una función limitada.
En el hombre misógino es común escuchar declaraciones que apuntan hacia esta dirección, haciendo énfasis en el rol de crianza y cuidado del hogar en la mujer como una función válida.
La mujer es entonces vista solo con fines de reproducción y cuidado del hogar, viendo con malos ojos el que pueda desempeñar un buen papel fuera de estos espacios.
2. Juicio Hacia la Expresión de Sexualidad en la Mujer
Se presentan señalamientos constantes bajo una doble moralidad en la que se le acusa a las mujeres cuando expresan libremente su sexualidad.
Esto implica criticar desde su manera de vestir hasta actitudes que consideren no corresponden con sus propios estándares.
Cuando alguna mujer se opone a estos ideales inmediatamente se le descalifica bien sea acusandola de vulgar o de ir en contra de los principios morales.
3. Uso de la Violencia
Evidentemente el rechazo y la aversión hacia las mujeres y todo lo relacionado con ellas también se va a hacer manifiesto en la conducta.
En el pasado, observamos como las mujeres que se atrevían a hacer valer sus derechos eran victimas de violencia.
La misoginia se levanta constantemente a través de agresiones sistemáticas hacia las mujeres que en muchas ocasiones son alimentadas por la impunidad.
Por lo general, los agresores sexuales también abrazan estas ideas, viendo a sus víctimas como objetos, y en muchas ocasiones responsabilizándolas por lo ocurrido.
Inclusive desde las instituciones que debería protegerlas pueden levantarse voces acusadoras que asumen el vestuario o la actitud de la víctima como el motivo válido para ser agredidas.
4. Obstáculos en el Mundo Laboral
Aquellos espacios dominados por un pensamiento misógino levantarán constantes barreras hacia el crecimiento y avance de las mujeres dentro de su organización.
Es posible que no sea aceptado el liderazgo femenino y que siempre se favorezca al hombre por encima de ellas.
5. Ridiculización de lo Femenino
Hay quienes sin darse cuenta dan vitrina a la misoginia haciendo burlas o chistes de cosas que se han asociado históricamente con la feminidad.
Reducir el hecho de ser mujer al descontrol emocional, obsesión por la apariencia o la debilidad es una manera cómo se manifiesta igualmente el maltrato a la mujer.
Además, la forma de presentarse a través del humor hace que sea sutilmente aceptado lo que permite que este tipo de pensamiento se instaure y se transmita a otros.
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