Honestamente, todos hemos actuado como un mentiroso alguna vez, bien sea por evitar un castigo cuando éramos niños o quizás para evitar una aburrida reunión.
Lo cierto es que en algún momento hemos caído en la tentación de inventar alguna excusa o adornar un poco la realidad en un momento dado.
¿Mentir es Normal?
Este tipo de mentiras son medianamente aceptadas en la sociedad, pues reconocemos que hemos mentido, pero no nos agrada cuando descubrimos a alguien mintiendonos.
Hasta cierta medida es una conducta normal e inclusive saludable cuando se trata de una reacción para protegernos de algo.
Pero en algunas personas la mentira ya deja de ser un salvavidas para convertirse en un estilo de vida.
Son los llamados mentirosos compulsivos o mitómanos, quienes hacen uso de la mentira aun cuando puede resultar completamente innecesario.
Es una compulsión, es decir, algo que le resulta irresistible o difícil de evitar a la persona, aun cuando sea descubierto mantiene su mentira y se siente cómodo con eso.
Origen de la Mitomanía
A nivel clínico se le conoce a la conducta de mentir compulsivamente como mitomanía o pseudología fantástica.
Existen pocas investigaciones al respecto ya que usualmente se ha manejado como un síntoma dentro de un cuadro clínico mayor, por lo general algún trastorno de la personalidad.
Además a esto se le suma la escasa asistencia de los mitómanos a la consulta psicológica o psiquiátrica, ya que no suelen reconocer su conducta como inapropiada.
El primero en emplear el término fue Ernest Dupré, describiendo tres tipos de mitomanía vanidosa, perversa y maligna; las cuales podrían evolucionar a un tipo de psicosis.
La diferencia entre la mitomanía y la psicosis radica en el hecho que de ser confrontado el mitómano es capaz de reconocer su mentira, mientras el psicótico no.
Causas de la Mitomanía
La conducta de un mentiroso suele aparecer en la infancia, comúnmente para evitar consecuencias como castigos o regaños por alguna acción.
Cuando el niño comienza a experimentar los beneficios de mentir, sabiendo que puede librarse de cosas, o hasta lograr reconocimientos y atención, la mentira comienza entonces a hacerse un hábito.
En este caso la satisfacción de no ser descubierto produce placer, como ocurre ante otras circunstancias, deseando repetir la experiencia una y otra vez.
Algunos expertos señalan que el mitómano puede tener un exceso de producción de adrenalina en el momento de mentir, siendo una conducta de riesgo que les produce emociones intensas.
Otros estudios han señalado la relación entre la baja autoestima y el uso frecuente de mentiras, bien sea como una manera de compensar aquello que le genera rechazo de sí mismo.
Así como también puede ser un medio para lograr obtener atención o reconocimiento de parte de otras personas.
Otra motivación pudiera ser el querer ajustar hechos del pasado a deseos actuales, de esta forma distorsiona los recuerdos del pasado, añadiendo acontecimientos o interpretaciones.
En algunos casos la mitomanía puede formar parte de otro cuadro clínico, como por ejemplo en el caso de las adicciones o el trastorno bipolar.
Características del Mentiroso Compulsivo
Las personas con este trastorno suelen decir mentiras en cualquier contexto o circunstancia, inclusive cuando esto no genere en apariencia algún tipo de beneficio secundario.
Es una compulsión, un impulso que les lleva a distorsionar continuamente la realidad, bien sea modificándola o magnificando los hechos.
Tienden a mostrarse exagerados y a gesticular excesivamente al compartir sus relatos o historias, incorporando un gran número de detalles además.
Su forma tan detalla de decir sus mentiras hace que inclusive ellos mismo terminen creyendo su versión, lo que puede generar confusión a futuro.
Mantienen además rasgos de personalidad inmadura, con labilidad emocional y dificultades en el manejo adecuado de sus emociones.
Se debe ser cuidadoso con el mitómano de tipo agresivo, con mayor tendencia a presentar rasgos psicopáticos.
Este tipo de personas usa las mentiras y el engaño para manipular o sacar provecho personal, así como también para infringir algún tipo de daño a terceros.
Tratamiento para el Mentiroso Compulsivo
Por lo general, las personas mitómanas no tienen conciencia de enfermedad, es decir, no reconocen que tengan un problema.
Sin embargo para quienes conviven con él puede resultar una situación grave al no poder relacionarse adecuadamente, desconfiando de sus palabras y actitudes.
Lo más recomendable es la terapia psicológica, en primer lugar para evaluar si existe otro tipo de trastorno subyacente, como por ejemplo un trastorno de personalidad.
Es posible que su estilo de relacionarse con el mundo a través de la fantasía y distorsión de los hechos les cause problemas laborales e incluso judiciales.
Por esta razón pueden llegar a la consulta psicológica o psiquiátrica como parte de alguna sanción o proceso penal.
Aun así no suelen apegarse al tratamiento, abandonando al poco tiempo de iniciar, lo que causa un pronóstico desfavorable en la mayoría de los casos.
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