La pubertad se ubica dentro de las primeras etapas de la adolescencia y está marcada por grandes cambios físicos en el desarrollo.
Es el proceso durante el cual el cuerpo de niño comienza su transformación hacia la vida adulta haciéndose evidente los cambios especialmente en los caracteres sexuales de acuerdo a su género.
Además la activación hormonal va a tener igualmente un efecto significativo en el estado de ánimo y por lo tanto en su conducta.
Conocer y poder anticiparse a estos cambios puede ayudar al niño y sus padres a manejar de una manera más positiva y saludable las experiencias que vienen por delante.
Las Emociones Durante la Pubertad
El comienzo de la pubertad varían entre niños y niñas, en el caso de éstas últimas suele aparecer mucho antes, lo que implica cambios psicológicos y emocionales.
Las hormonas se activan por el torrente sanguíneo, llegando a otros órganos como los testículos y los ovarios lo que provoca la producción de otras hormonas llamadas testosterona y estrógeno.
Esta actividad hormonal tiene efectos tanto a nivel físico como en el mundo emocional del niño que se encuentra en desarrollo.
Los niños deben despedirse de su cuerpo infantil y dar paso a un nuevo cuerpo con el que no se sienten muy cómodos al principio.
La aceleración del crecimiento da una sensación de torpeza que los puede hacer sentir inadecuados por momentos.
Todos estos factores implican que tanto el cuerpo como la mente deben hacer ajustes y esto puede intensificar la forma cómo se viven las emociones.
Factores que Afectan las Emociones
La turbulencia afectiva se puede evidenciar igualmente en la conducta y estilo de personalidad del joven.
Hay quienes se mostraban extrovertidos durante la infancia y luego en esta etapa comienzan volverse más tímidos.
En otros casos aparece la rebeldía, como una forma de diferenciarse de los demás, especialmente la familia, para comenzar a encontrarse a sí mismo.
Es importante que los padres y quienes convivan con el adolescente demuestran empatía con el joven durante esta etapa y no intenten minimizar sus expresiones afectivas.
Estar abiertos a escuchar y dispuestos a brindar apoyo sin juicios, guiándolos especialmente en la gestión de las emociones.
La falta de madurez en el lóbulo frontal hace para el joven más difícil el poder controlar sus propios impulsos e inclusive ajustarse a las normas.
Pubertad y Autoestima
La autoestima se refiere al valor que cada quien se da a sí mismo y tiene una fuerte relación con otros conceptos como la autoimagen y el autoconcepto.
Durante la pubertad se presentan muchísimos cambios a nivel físico por lo que la autoimagen y el autoconcepto deben ser reconstruidos para que el joven pueda volver a encontrarse consigo mismo.
Los cambios que se presentan pueden resultar un tanto abrumadores, el aumento desproporcionado de tamaño, vello en el cuerpo, olores corporales, menstruación, etc.
Todos éstos pueden ser factores que resulten incómodos para el joven en crecimiento, que debe dejar a un lado la infancia para asumir estos nuevos procesos.
Factores que Afectan la Autoestima
De la misma forma la autoestima se verá afectada por estos cambios, es necesario que el niño acepte su nuevo cuerpo en primer lugar y pueda ir construyendo una identidad.
Las experiencias que tenga durante esta etapa crítica van a repercutir en gran manera sobre cómo se ve a sí mismo y el valor que se otorga.
Por otra parte, los aspectos sociales cobran especial relevancia durante esta transición hacia la edad adulta.
La posibilidad de encajar y ser parte de un grupo de referencia, distinto al familiar, es una oportunidad para seguir el camino del autodescubrimiento.
Lo que otros dicen y opinan del joven va a resultar bastante significativo en la propia identidad.
Esto explica por qué cuando los jóvenes sufren de acoso escolar puede llegar a tener consecuencias devastadoras.
La susceptibilidad hacia lo que terceros piensan sobre ellos resulta evidente, no se debe minimizar sino ayudar al joven a desmontar estas ideas y darles un nuevo significado.
Pubertad y Agresividad
En algunos casos, la llegada a la pubertad puede aumentar las conductas agresivas, entendiendo este tipo de conductas como vías de escape o de defensa.
Esto puede tener relación por la actividad hormonal, especialmente en los varones, con el aumento de la testosterona.
El cambio que se produce internamente supera la maduración del cerebro, por lo que el joven no tiene los recursos suficientes en algunos casos para controlar su propia impulsividad.
Además las emociones presenten se tornan más intensas acompañado de un estilo de pensamiento infantil.
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