Hoy hablaremos de la inteligencia emocional en los niños, los mejores maestros del sentir.
La Inteligencia Emocional y las Emociones
Inteligencia emocional se refiere a la habilidad de poder tanto reconocer las emociones como controlarlas o manejarlas de forma efectiva, así en nosotros mismos como en nuestras relaciones sociales.
Aprender a gestionar las emociones es un paso necesario para sobrevivir en nuestro mundo moderno, especialmente para los niños.
Tomemos en cuenta que nuestros niños no siempre van a estar en un ambiente protegido como el hogar, tendrán un día que salir y encontrarse con diversidad de personas y situaciones.
Ayudar desde casa a fortalecer la inteligencia emocional es una manera de garantizar un desempeño exitoso, o al menor lo más eficaz posible en todas las áreas de su vida.
Revisemos a continuación algunas recomendaciones para ayudar a los niños a fortalecer su inteligencia emocional.
Fortalecer la Inteligencia Emocional en los Niños
1. Modela la Conducta Deseada
Los niños aprenden imitando, así que la mejor manera para lograr cambios en su conducta es modelando la forma adecuada de hacerlo.
Además, es incongruente pretender que un niño gestione sus propias emociones cuando los adultos a su alrededor no saben cómo hacer esto.
No va a ser posible exigirle a un pequeño que denote este tipo de manejo si no cuenta con una fuente confiable de aprendizaje.
Observa primero tu propia conducta y cómo estás gestionando tus propias emociones antes de intentar desarrollar esta capacidad en tus hijos.
2. Estimula la Comunicación
La comunicación es vital para el manejo emocional, es importante que comunicar ideas, pensamientos, opiniones en el hogar sea algo normal y bien recibido.
Si el niño no se siente cómodo comunicando este tipo de información, mucho menos lo hará hablando de su mundo afectivo.
La mejor manera de mejorar la comunicación es escuchando, sin juzgar y evitando la sobre corrección, darle la oportunidad a tu hijo de expresarse sin interrumpir ni exaltarse por lo que pudiera estar expresando.
Así mismo enseñarle a escuchar a los demás y poder aprender a llegar a acuerdos, evitar los prejuicios y las suposiciones.
3. Establecer Normas Claras
Aunque pueda parecer irrelevante para el mundo emocional, el niño necesita una estructura estable y predecible que le ayude a guiar su conducta y a distinguir entre lo correcto e incorrecto.
Las normas le dan seguridad, los límites le ayudan a experimentar emociones que le fortalecerán en su desarrollo psíquico.
4. Comparte Tiempo de Calidad
Tener la oportunidad de compartir con las personas que le rodean momentos agradables y afectuosos alimenta la salud mental de los niños promoviendo estabilidad emocional.
No es necesario que sea un tiempo determinado, aun cuando solo sean unos minutos procura que ese tiempo sea exclusivo sin distracciones.
Expresar abiertamente amor, sin asumir que es innecesario decirlo con palabras, le enseñará a tu hijo lo importante de comunicar el afecto para fortalecer los vínculos.
5. Enséñale a Reconocer sus Emociones
Para gestionar las emociones adecuadamente primero se debe saber cuál es la emoción que se está vivenciando en ese momento.
Decir que se siente bien o mal no brinda información suficiente, procura explorar más allá de esas respuestas y guiarle hasta llegar a la emoción específica.
Puedes hacerle preguntas abiertas al estilo ¿qué es para ti estar bien o estar mal?
6. Ayúdale a Reconocer las Emociones en los Demás
De la misma manera es importante que aprendan a reconocer cómo se pueden estar sintiendo las personas a su alrededor.
Esto le ayudará a identificar, por ejemplo, si es el momento adecuado para acercarme a esa persona o debo esperar, así como a adoptar la actitud más apropiada para hacerlo.
7. Empatía
Otra cualidad básica para fortalecer la inteligencia emocional en los niños es el enseñarles a ser empáticos.
Suele ser esperable que los niños tiendan a mostrarse egocéntricos, especialmente los más pequeños, al tener este tipo de pensamientos centrados en sí mismos se les hace más difícil ponerse en el lugar de otros.
Puedes guiarlo a través de cuentos, películas o dibujos animados, donde veas la oportunidad de abordar la temática emocional.
Pregúntale cómo crees que se sintió ese personaje ante tal situación, y si él se hubiese sentido de la misma forma, así como de qué manera se le pudiera haber ayudado.
SI tienes la oportunidad, involúcralo en actividades sociales, quizás seleccionar algunos juguetes o ropa para donar a otros niños.
Esto le ayudará a ir saliendo del estilo egocéntrico propio de la etapa, así como a sensibilizarse ante la realidad de otros.
8. Evita el Bloqueo Emocional
Hay situaciones que pueden resultar extenuantes o incomprensibles, como por ejemplo cuando el niño rompe a llorar por alguna situación.
Muchas veces la reacción del adulto es querer que pare de llorar ordenándoselo, o incluso a través de comentarios humillantes.
A los varones se les suele decir cosas como que los hombres no lloran, igualmente comentarios como que solo los bebés lloran.
Este tipo de acciones provocan un bloqueo emocional, pues el niño va aprendiendo a reprimir sus emociones en lugar de expresarlas.
9. Manejo de la Frustración
Una de las habilidades más importantes en el mundo afectivo del niño es aprender a tolerar la frustración.
Aprender a aceptar cuando algo no sale como esperaban, cuando pierden en un juego, cuando no se les puede complacer en algo, cuando se les impone una norma o una consecuencia por su conducta.
Cuando un niño tiene una baja tolerancia a la frustración su reacción suele ser muy inadecuada, desplegando pataletas, o incluso mostrando conductas agresivas.
De allí la importancia del manejo de este tipo de emociones ya que puede afectar directamente la forma cómo se vincula con los demás.
Evita ofrecerle continua ayuda haciendo cosas que él puede hacer por sí mismo, asígnale responsabilidades acorde a su edad y mantente firme en las normas establecidas.
10. Pensar Antes de Actuar
Una vez que ha aprendido a reconocer sus emociones, indícale cómo actuar cuando se sienta desbordado por ellas.
Parar, hacer una pausa, tomar un tiempo fuera, respirar y pensar en las posibles consecuencias de sus actos es una manera de canalizar mejor ese sentir.
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