Educar a tu hijo sin castigarlo es posible, aprende estas interesantes informaciones.
Muchas veces el castigo es de tipo reactivo, los padres al encontrarse nerviosos o alterados ante determinada conducta optan por la vía más rápida para llamar la atención de su hijo.
Sin embargo, mucho se ha estudiado sobre los efectos y la poca efectividad que tiene la aplicación de este método a largo plazo.
Esto se evidencia en como muchos padres han hecho uso de estas estrategias punitivas y aun así los niños siguen manifestando la conducta que desean eliminar, o incluso la situación empeora.
Una de las principales razones tiene que ver con que el castigo está basado en el miedo, es decir, lo que se busca es que el niño sienta temor de cometer de nuevo esa acción.
La respuesta del niño será evitar repetir esa conducta, al menos evitar que los padres se enteren, pero solo para escapar de un castigo.
No se produce realmente una reflexión sobre su proceder para entender que está mal en lo que hacen.
Esta falta de procesamiento a nivel cognitivo obstaculiza el aprendizaje de la experiencia y no se implementan cambios a largo plazo.
Además, el efecto del castigo tiende a extinguirse con el tiempo, a medida que el niño va creciendo el temor por recibir un castigo va disminuyendo, este tipo de consecuencias pueden perder importancia para él.
Esto puede hacer sentir a los padres desarmados ante la falta de herramientas para corregir e implementar límites y normas en el hogar.
A continuación, describiremos métodos alternativos que puedan ayudar a educar a tu hijo sin castigarlos.
¿Cómo Educar tu Hijo sin Castigarlo?
1. Establece Normas Específicas y Claras
Muchas veces como padres esperamos de nuestros hijos algo que ellos mismos desconocen, los niños requieren instrucciones claras y específicas de cómo comportarse o qué hacer.
Establecer normas muy amplias como no desordenar son difíciles de seguir para el niño, pues es posible que la definición de desorden para uno y para el otro sea diferente.
De acuerdo a la edad del niño lo ideal es dar una norma precisa, en lugar de decir no debes desordenar el cuarto, indícale donde colocar las cosas.
Por ejemplo, colocar la ropa sucia en el cesto, guardar los juguetes en el cajón, poner los libros en el estante, y así sucesivamente.
2. Háblale en Positivo
Repetir constantemente lo que no debe hacer puede tener el efecto contrario, en lugar de eliminar la conducta no deseada la estimula.
Nuestro cerebro procesa mejor la información en positivo, es como si la palabra no la obviáramos de forma automática.
Si en este momento le indico que no piense en un caballo blanco, ¡automáticamente la imagen del animal viene a su mente!
Formule las instrucciones a su hijo de forma positiva indicando lo que debe hacer en lugar de lo que no debe hacer.
Evite decir instrucciones como por ejemplo “no grites”, y use alternativas como “baja la voz por favor”.
3. Refuerce sus Fortalezas
Cuando reconocemos y hacemos énfasis en las conductas positivas, en el esfuerzo que hacen por lograr algo, en sus talentos y habilidades; estamos ayudando a que se multipliquen.
Muchas veces este tipo de conductas pasan desapercibidas, así que el niño puede optar de manera inconsciente en portarse mal para recibir atención.
No es necesario implementar premios constantemente, con el solo hecho de mencionarlo y ofrecer una sincera felicitación endulzada con un abrazo será más que suficiente.
4. Se Firme en los Límites
El hecho de que no se implementen castigos no quiere decir que no habrá consecuencias cuando tenga una conducta inadecuada.
Es importante que el niño aprenda que toda decisión y acción va a generar una secuela, y que él tiene en sus manos la opción de evitarlo o no.
Pero es necesario manejar los límites y las consecuencias teniendo en cuenta dos pilares fundamentales para que realmente funcionen.
En primer lugar, deben ser constantes sin excepciones, si se ha establecido un horario para ir a la cama debe respetarse siempre.
Cuando hay inconsistencia en las normas el niño va a buscar la manera de encontrar el atajo y no cumplir con lo que se ha establecido.
En segundo lugar, la consecuencia debe ser congruente como por ejemplo si ensucio algo la consecuencia sería limpiar, si desordenó entonces volver a ordenar donde corresponde.
5. Promueve el Respeto en el Hogar
Toda conducta que queremos ver en nuestros hijos la debemos desplegar nosotros primero como padres.
Si queremos que sean respetuosos hacia nosotros y hacia otras personas, debemos ser respetuosos con ellos.
Escúchale con atención y ten en cuenta también sus opiniones, eso le ayudará a asumir con mayor responsabilidad su propio comportamiento.
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