Muchas veces dudamos sobre qué significa ser feliz, o concretamente qué se siente ser feliz por sí mismo, y para descubrirlo debemos saber qué es, como tal, la felicidad.
Inicialmente, es propicio que establezcamos qué es la felicidad como concepto, de modo que al toparnos con tal sentimiento, sepamos identificarlo fácilmente.
De modo general, podemos decir que ser feliz es, superficialmente, el poseer un ánimo positivo ante las situaciones que se presentan en nuestro día a día.
Sin embargo, esto puede llegar a ser mucho más profundo que meramente una actitud positiva y una sonrisa ante la adversidad.
A continuación, vamos a explorar y meditar en relación al concepto de qué es ser feliz realmente, según la propia psicología nos lo explica.
Qué es la felicidad: Definición
El concepto de felicidad nos dice que ésta es un tipo de emoción o sentimiento que es producido en el ser cuando el mismo se encuentra bajo ciertas circunstancias específicas.
La felicidad surge en una persona cuando ésta se siente principalmente de manera cómoda y agradable en relación a lo existente en su vida en el presente.
La misma ocurre cuando el ser se encuentra en pleno estado de bienestar y conformidad. Igualmente se equipara al sentimiento que se genera cuando hemos alcanzado ciertas metas anteriormente propuestas.
Adicionalmente, tenemos también que la felicidad puede llegar a ser un concepto abstracto, ya que cada persona puede llegar a percibirla y experimentarla en diferentes maneras.
Esto se debe a que el estilo de vida de cada quien es diferente, así como la percepción que cada cual tiene sobre la vida, y asimismo de la felicidad.
La felicidad en psicología
Según lo categorizan algunos especialistas en el tema, la felicidad en psicología puede ser definida como una forma de medir qué tan bien se encuentra una persona.
Es decir, ciertos psicólogos comparten la filosofía de que la felicidad no es más que un medidor del bienestar que posee un individuo.
Sin embargo, es imperativo reconocer que tal medición es completamente subjetiva, ya que ésta depende de la persona en particular, puesto que cada individuo es diferente a los otros.
Asimismo, es igual de propicio acotar que el nivel de felicidad de una persona influye directamente en las actitudes que ésta puede llegar a tomar en relación a su entorno.
De hecho, no solamente con su entorno, sino que también con el trato que se da tal individuo a sí mismo y el tipo de auto-concepto que llega a desarrollar.
Factores de la felicidad
Existen diversos factores que pueden afectar el nivel de felicidad de una persona, influyendo de manera altamente significativa en el mismo.
Los que se explican a continuación, son algunos de los factores de la felicidad más comúnmente conocidos entre las personas.
Cabe acotar, que la mayoría de tales factores se relacionan con la percepción propia que tiene cada persona en relación a ellos mismos.
1. Tu forma de ser
Aunque no lo creas, una de las principales cosas que afectan la felicidad es el cómo eres como persona y el modo en que está forjada tu personalidad como individuo.
Esto es debido primordialmente al hecho de que dependiendo de la personalidad y forma de ser que tú mismo tengas internamente, tu percepción de lo externo cambia de manera notable.
2. Entorno en que vives
Atención con este punto, porque no hace referencia a un lugar en concreto, como un barrio pobre o un palacio elegante.
En contraste con ello, nos referimos al entorno social y/o familiar en el que vives ¿Qué es aquello que te rodea?
Esto es importante ya que, cuando crecemos en ambientes hostiles o violentos, el propósito de alcanzar la felicidad puede verse obstaculizado.
Mientras que, por lo contrario, cuando crecemos en un ambiente lleno de amor y gentileza, nuestro ánimo es generalmente positivo al ambiente en que coexistimos.
Sin embargo, paralelamente, en algunos casos, la felicidad sí se puede ver condicionada por el lugar en que vivimos. Por ello existe la práctica de “Imaginarnos en nuestro lugar feliz”.
3. Exigencias
A lo largo de nuestra vida, es posible que estemos expuestos a muchas exigencias por parte de los seres que nos rodean, principalmente por parte de nuestros padres.
Cuando en la infancia somos sometidos a altos grados de exigencias por parte de nuestros padres o figuras de autoridad, es común que nos auto-juzguemos de manera dura y desmedida.
Esto ocurre mucho cuando nuestras figuras de autoridad nos exigen demasiado, hasta el punto de volvernos seres perfeccionistas por hábito.
A pesar de los beneficios que esto pueda llegar a tener en cierto punto, también es un factor que obstaculiza el hecho de cuán felices podemos llegar a ser.
Sin embargo, tampoco es bueno eliminar del todo las exigencias, sino únicamente moderarlas en cierto grado.
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